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ARGENTINA
10-03-2024

Fué el ferrocarril, estúpido!!!

(Villa Elisa al Dia)

2024-03-10-hora 11:00
Hoy hace 31 años corrieron por las estaciones de la Mesopotamia los últimos trenes de pasajeros de la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos.
La decisión del Presidente Carlos Menem, exterminó la comunicación entre pueblos, en un corredor que además de vías, durmientes, puentes y estaciones, daba lugar a los “Linyeras”.


El ferrocarril no era solamente un medio para conocer todo mi país, subiendo y bajando estaciones, era la manga ordenadora de un camino federal que no lo cortaban arroyos ni ríos, donde los pueblos de Galarza, Mansilla y Pronunciamiento, estaban seguros de pertenecer al mismo país, y a pesar de su reducido porte, tenían la misma autoestima que la ciudad de la siguiente estación.

A esos pueblos llegaban viajeros en vagones de madera, tirados por maquinas a vapor, a probar suerte por un nuevo trabajo, y la maestra que se quedaría sola una semana, porque así era la vida en los pueblos, porque si pasaba el tren, había identidad.

La pujanza del interior nacía desde los pueblos del mil habitantes y menos también, que con sus verduras y huevos, puestos en la estación, tenían en el tren su amigo que las alcanzaba a las ciudades.

Del mismo modo, una vez al año, los más jóvenes de la familia, buscaban en alguna provincia lejana, un destino golondrina de alguna zafra que hacía la diferencia, porque el viaje en tren costaba poco y la estadía de “Allá”, se acomodaba en un galpón.

Se hacía el recorrido, mirando los costados y cada tanto, “los catangos” que cuidaban los rieles, porque nunca había dudas de que el tren siempre llegaba y un día volvían.

Las estaciones eran un canto a la limpieza y prolijidad, en una competencia no diagramada entre los jefes, para ver quien la mantenía mejor. Ese olor a mueble recién pintado y el andén sin yuyos, eran el sinónimo de un país que con solo un tren rodando, alcanzaba para que Argentina fuera la nación pujante, al que los extranjeros seguían llegando.

El valle de fertilidad de la Mesopotamia, lograba arraigar las familias, que no querían marcharse muy lejos, porque acá se vivía bien, solamente sabiendo que el tren pasaba.

Ese país de provincias conectadas por el tren, le hacía mal a los perversos que un día desde el puerto tomaron el poder legal, sin saber nada sobre la grandeza y riqueza del interior,que había sido cimentada por el sistema ferroviario, que logró hacer de cada pueblo un engranaje, que funcionó así hasta que la maldad de los escritorios, trancó la maquina productiva cerrando ramales y abandonando estaciones.

Cuando caemos en la cuenta que no podremos conocer ni el pueblo que sigue, porque las vías se abandonaron y tampoco hay colectivo que pase, y ningún político que gobierna se imagina volver al tren, nos damos cuenta, que ni siquiera quedo el libro que analice la realidad.

Vías abandonados, y en sus costados villas, droga, suciedad y miseria, es el remanente de lo que pasó desde que se fueron los extranjeros que hicieron el ferrocarril, y que los analistas de todas las ideologías los culpan a ellos, sin darse cuenta que la bomba atómica, cayó después de que se fueron, porque a nadie en las oficinas del puerto, se le ocurrió pedirles que vuelvan.

La única verdad es la realidad decía Perón, precisamente, quien iniciaba con su acción de estatizar el comienzo del fin del sistema por el que clamaba Alberdi. Cuando los chinos llegan a la Argentina a poner supermercados, desde el interior, falta seducirlos que se animen a los trenes, así como el de la Quebrada de Humahuaca en Jujuy, que fabrican ellos a baterías solares.

Del puerto y sus oficinas, no esperen otra cosa que ponerle el cartel de venta al interior, y rendirle homenaje a los depredadores de hace hoy 31 años.
Ningún país será potencia sin ferrocarril en su territorio, ni a Volodomir Zelenski, se le ocurriría cerrar sus ramales en Ucrania para ahorrar para la guerra; Faltaría animarlo que ponga sus trenes en Argentina, sin riesgo que Putín los bombardee.

Otro 25 de mayo sería el país, si el interior pide por sus trenes, con gobernadores que se animen a no seguir haciendo cosas mediocres, para volver al país donde no había planes de asistencia y en cada estación un tren marcaba la hora con su silbato.

La casta política, la corrupción, la injusticia, el imperialismo o el déficit cero serán la causa para la mayoría, pero para los que nadie escucha; “Fue el ferrocarril, estúpido”
Rafael Pirolla.

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