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PUERTO RUIZ
29-03-2021

Puerto Ruiz, posta comercial para la región del Gualeguay

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(Villa Elisa al Dia) La primera estación ferroviaria de Entre Ríos, en pie y muy abandonada.

2021-03-29-8:30
Un pasado de trabajo vinculado a los saladeros y posteriormente al traslado de frutas y cereales late en las calles empedradas de Puerto Ruiz, barridas por el viento del río. En los pliegues de su historia emergen proyectos de desarrollo comarcal, no siempre visibles desde su presente de pesca artesanal y traslado de ganado.


La identificación del río Gualeguay estuvo ausente de las primeras cartografías coloniales debido al tiempo que demandaron las primeras exploraciones del territorio entrerriano y la lentitud en el poblamiento del sur por parte de los españoles ya que Minuanes y Charrúas resistieron la ocupación de estas tierras hasta bien avanzado el siglo XVIII.


En los inicios de la Villa fundada por Rocamora (1783), el puerto estaba en el sitio que hoy ocupa el Parque Quintana al sur este de la plaza, aproximadamente a un kilómetro de distancia, y se conocía con el nombre de Puerto Barriles.

Este primitivo embarcadero, situado entre dos codos del río que favorecían el depósito de materias aluvionales fueron restringiendo el acceso de las naves que demandaban mayor calado y con ello fue paulatinamente abandonado y reemplazado por otro que ofrecía mejores condiciones. Se enlaza así con la historia de Puerto Ruiz.

El traslado
No se ha determinado con precisión la fecha del traslado del puerto hacia el sur, en el paraje de los hermanos Ruiz (de donde proviene su nombre). Pero el río Gualeguay como principal vía navegable del interior de Entre ríos, ejercía control de Aduanas internas registrando el paso de goletas, lanchas, lugres, balandras, chalanas, chalupas y chatas cargueras que llegaban a Puerto Ruíz en 1831. En 1837 ingresaba, por vía fluvial, el italiano Giuseppe Garibaldi que se encontraba herido cumpliendo servicio a favor de la República de Río Grande, separada del Imperio del Brasil.

De tiempos confederales existen descripciones de viajeros como Thomas Page que en 1853 relataba: “El río Gualeguay, que tiene sus fuentes en el interior de la provincia y desagua en el Pavón, ofrece condiciones de navegación para buques de seis pies de calado hasta el puerto de entrada al pueblo de Gualeguay, a 35 millas de su boca. Atraviesa parte de la provincia particularmente rica en campos de pastoreo, abundantemente poblados de excelentes crías de ganado”. Además, describe los montes de algarrobos y espinillos y pondera las estancias con rodeos vacunos y equinos.


Al año siguiente de estas valoraciones y según lo establecido por Reglamento Nacional, Puerto Ruiz es considerado de segunda categoría y con ello se inicia la instalación de los primeros saladeros que cumplirán un rol destacado en el desarrollo productivo de la zona.

El comercio
También Martín de Moussy -autor del Atlas de la Confederación Argentina- se refiere a Gualeguay y su puerto en estos términos: “La ciudad de Gualeguay es un puerto de comercio sobre el río de ese nombre, a ocho leguas de su desembocadura en el Paranacito. Los navíos de ultramar pueden venir en todo tiempo por el Ibicuí, brazo del Paraná hasta la boca del Gualeguay, pero no hay bastante agua para que puedan remontar el río, lo que hacen, por el contrario, con facilidad, los barcos de cabotaje hasta el puerto Ruiz… tiene un servicio de barcos de vapor para Buenos Aires … los animales del departamento y de los departamentos vecinos son faenados en cuatro saladeros, todos situados sobre el río, lo que da una gran facilidad para las importaciones y las exportaciones…”.



Estas referencias permiten comprender, la importancia de Puerto Ruiz en aquel momento y justificar que en pocos años (1866) haya sido el motor de la instalación del Primer Ferrocarril de la Provincia, uniendo el Puerto con la Estación. En efecto, el gran desarrollo de la industria saladeril impulsó a los empresarios a hacerse cargo de las gestiones y el coste del tendido.

En tren
Con buenos resultados prosiguió el funcionamiento de puerto y ferrocarril, integrando una unidad indisoluble como sustento del modelo Agroexportador instalado por la “generación del 80”. Así en 1911 la relación entre los artículos importados y exportados en este puerto a valor pesos oro era: 2.460. 858, 41 para importados mientras los exportados duplicaban esa cifra 5.047.763,92.


En tanto se señalaba al saladero “La Adelina” de Roberto Von Wernich, por sus modernas instalaciones que le permitían producir extracto de carne y lenguas enlatadas, llegando al mismo nivel que Santa Elena y Colón, aunque con un establecimiento de reducidas dimensiones.


Con un contexto económico diferente en los albores de la década de 1930, comenzó a manifestarse la necesidad de dragado del río y la mejora del camino que llevaba a la ciudad. Se observaba que las erogaciones para mantenimiento y el traslado de productos a través del ferrocarril inglés, era tan elevado que quizás podría ahorrarse si se pensara en trasladar el Puerto a su sitio primitivo. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) de la Nación realizó los estudios pertinentes pero el proyecto no prosperó.

El puerto y el pueblo

A lo largo del tiempo Puerto Ruíz no solo fue completándose con instalaciones del sistema industrial y ferro-portuario, sino que también, propició la conformación de un barrio particular organizado a partir de una cuadrícula donde se alojaron las viviendas de obreros y pescadores.

Las edificaciones fueron realizadas en diferentes momentos, de acuerdo a las tecnologías existentes y las necesidades a cubrir. Así conviven piezas de madera como el muelle más antiguo y la manga para transporte de ganado junto a galpones de ladrillo de un antiguo saladero, una pequeña estación de doble altura con cubierta de tejas; guinches, zorras y amarres de hierro. Visiblemente diferentes son los galpones de techos curvos y piezas modulares prefabricadas, junto a las obras de terraplenes cubiertos de lajas y el muelle de hormigón armado que fueron realizados en las primeras décadas del siglo XX.

El paisaje resultante está constituido por la costa del río de arenas blancas, la isla, la vegetación de algarrobos y espinillos que se conjugan con típicas casas “chorizo” de sencilla ornamentación y otras construcciones de poca densidad enmarcadas por las imponentes estructuras de los antiguos saladeros que, aun en ruinas, se destacan en el conjunto al igual que las vías y la estación, los muelles y los galpones, tejidos por una trama de adoquines que se internan en el barrio que vio nacer al poeta Juan Laurentino Ortiz en 1896.

De a ratos, especialmente a la siesta, el arrullo de la costa al río hace brotar la duda sobre si es el alma o el agua la que tiembla. Y la poesía sucede: “Escucháis la voz de la noche? / De qué es la voz de la noche? / Es de agua o es de flor? / Es de flor y de agua a la vez. / Hagamos un silencio como el de las orillas oscuras / para escuchar esta voz innumerable y tenue. / Seamos vagas orillas de silencio inclinado / o los oídos de la misma noche / abiertos a qué hálito de flor y de agua juntos?

Mariana Melhem / coordinacion@eldiario.com.ar

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