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ARGENTINA
16-09-2022

Hace 67 a帽os el gobierno peronista era derrocado por la llamada Revoluci贸n Libertadora.

(Villa Elisa al Dia)

2022-09-16-8:31
La Revoluci贸n del 55: la inacci贸n de Per贸n, sus 煤ltimas horas en el pa铆s y el esfuerzo final de Lonardi


Hace 67 a帽os el gobierno peronista era derrocado por la llamada Revoluci贸n Libertadora. En un clima pol铆tico y social por dem谩s caldeado, matizado con preocupantes hechos de violencia, un grupo de militares se hizo del poder aprovechando la falta de reacci贸n de las fuerzas leales. Per贸n iniciaba un largo exilio de 17 a帽os


Por
Adri谩n Pignatelli
16 de Septiembre de 2022
Juan Domingo Per贸n hab铆a sido electo en 1946 y reelegido en las elecciones de noviembre de 1951

A las 2 de la ma帽ana del martes 20 de septiembre, Juan Domingo Per贸n supo que ya nada m谩s hab铆a para hacer y tom贸 la decisi贸n de dejar el pa铆s. Le indic贸 a su mayordomo Atilio Renzi que le alistase un bolso con ropa y un malet铆n con dinero en efectivo. Era un suboficial del Ej茅rcito que hab铆a sido secretario privado de Eva Per贸n, quien luego lo nombr贸 mayordomo de la residencia presidencial. El fiel secretario le prepar贸 dos millones de pesos y 70 mil d贸lares. A las 8 de la ma帽ana, en medio de una lluvia torrencial, en un auto acompa帽ado por los mayores Alfredo Renner e Ignacio Cialceta y el comisario Zambrino, se dirigi贸 a la embajada paraguaya, ubicada en Viamonte al 1800.

Todo hab铆a empezado un tambi茅n lluvioso viernes 16 de septiembre, cuando estall贸 una revoluci贸n, cuyos conspiradores llamaron 鈥淟ibertadora鈥 y cuya suerte navegaba en indefiniciones, ya que entre los militares completados no exist铆a un criterio uniforme. En el Ej茅rcito sus principales jefes eran leales, y solo un pu帽ado estaba comprometido. La Marina era la fuerza m谩s opositora, mientras que la Aeron谩utica mantuvo una conducta un tanto dubitativa.

Ante las dudas de Pedro Eugenio Aramburu, el general retirado Eduardo Lonardi, de 59 a帽os, que sab铆a que estaba muy enfermo, decidi贸 ponerse al frente del movimiento. Hab铆a tratado a Per贸n cuando este le pas贸 la posta de la agregadur铆a militar en Chile en 1938, y que terminar铆a con su expulsi贸n de ese pa铆s a causa de una operaci贸n de espionaje armada burdamente por aquel y en la que 茅l debi贸 pagar los costos.


Llegar铆a al generalato durante el Gobierno peronista y en 1951 pas贸 a retiro. Fue el primero que se anim贸 a advertirle al presidente que el Ej茅rcito no tolerar铆a una candidatura de su esposa.

Los conspiradores tuvieron a su favor la desorientaci贸n del peronismo, que no encontraba se帽ales claras y concretas de su l铆der. El conflicto con la Iglesia, la marcha del Corpus Christi de junio, la quema de la bandera, la ola de violencia parec铆a ser el caldo de cultivo en el que mejor se mov铆an los antiperonistas, alarmados cuando se enteraron que la CGT le hab铆a solicitado al ministro de Guerra armas para que pueblo pudiese defender al gobierno. Tanto los generales Franklin Lucero como Humberto Sosa Molina se opusieron.

En la tarde del 31 de agosto, el presidente lanz贸 una violenta diatriba, indignado por el incomprensible bombardeo a la Plaza de Mayo, ocurrido el 16 de junio, y que causara centenares de v铆ctimas: 鈥淗emos de restablecer la tranquilidad entre el gobierno, sus instituciones y el pueblo, por la acci贸n del gobierno, las instituciones y el pueblo mismo. La consigna para todo peronista, est茅 aislado o dentro de una organizaci贸n, 隆es contestar a una acci贸n violenta con otra m谩s violenta! 隆Y cuando uno de los nuestros caiga, caer谩n cinco de los de ellos!鈥.


Fue la 煤ltima vez que habl贸 desde los balcones de la Casa Rosada, y el 7 de septiembre, en una reuni贸n con sindicatos donde explic贸 que hab铆a hecho todo lo posible para lograr la pacificaci贸n del pa铆s, fue la 煤ltima que lo hiciera p煤blicamente.

Los hechos parecieron precipitarse cuando, en C贸rdoba, el general Dalmiro Videla Balaguer, comprometido en el movimiento, crey贸 haber sido descubierto. Dej贸 su puesto en R铆o Cuarto y fue a ocultarse a la ciudad de C贸rdoba, lo que alert贸 a los servicios de inteligencia de que algo grave estaba por ocurrir. El 15 Lonardi, confundido entre los pasajeros de un micro, lleg贸 a la ciudad de C贸rdoba. Al d铆a siguiente, acompa帽ado por el coronel Arturo Ossorio Arana y otros oficiales, y bajo el lema 鈥淐risto Vence鈥 -que le daba al movimiento insurreccional el tinte de una cruzada religiosa- desat贸 un movimiento revolucionario que, primero, tom贸 la Escuela de Artiller铆a, luego, la de Infanter铆a y la de Tropas Aerotransportadas. Y sus pares de la Marina hicieron o铆r su grito de guerra bombardeando la destiler铆a Eva Per贸n de Mar del Plata.

Los insurrectos hab铆an impresionado con la iniciativa tomada, pero su situaci贸n era por dem谩s endeble, debido a la gran cantidad de efectivos que se manten铆an leales al gobierno, a tal punto que hasta tres d铆as despu茅s, nadie arriesgaba qu茅 bando saldr铆a ganador.


Inexplicablemente desde la Casa Rosada no se emit铆an se帽ales sobre qu茅 hacer ni los medios de comunicaci贸n, monopolizados por el gobierno, daban una pista al respecto, algo de lo que Per贸n se arrepentir铆a a帽os despu茅s. Hasta que al mediod铆a del 19, luego de conferenciar con el general Franklin Lucero, ministro de Ej茅rcito y leal al presidente, el primer mandatario envi贸 una nota con su renuncia: 鈥淪i mi esp铆ritu de luchador me impulsa a la pelea, mi patriotismo y mi amor al pueblo me inducen a todo renunciamiento personal鈥.

Sin embargo, a las 21 horas de ese mismo d铆a, cit贸 a Olivos a los principales generales. Les explic贸 que la suya no era una renuncia porque no estaba dirigida al Congreso, sino al ej茅rcito y al pueblo, y que si este no la aceptaba, continuar铆a en la presidencia. Los amenaz贸 con abrir los arsenales para armar a la gente. Fue el general Angel Manni el que le comunic贸 que su renuncia ya hab铆a sido aceptada y que no hab铆a m谩s que pudiera hacer. 鈥淧onga distancia cuando antes鈥, le aconsej贸.



Cuando el 20 a la madrugada abandon贸 para siempre la residencia, hab铆a armado un operativo distracci贸n. En Aeroparque estaba preparado un avi贸n adornado con banderas argentinas y paraguayas y lo hizo despegar para que se creyese que 茅l iba en el vuelo. Minutos despu茅s, cuando el avi贸n aterriz贸 en El Palomar, descubrieron el ardid.

驴Fue realmente cierto que desde una ventana del edificio de Viamonte y Callao hab铆a una persona apostada en los pisos superiores esperando la orden de dispararle antes de que ingresase a la legaci贸n extranjera? Nada ocurri贸 y Per贸n pudo formalizar su pedido de asilo. El embajador paraguayo Juan Ch谩vez, que en ese momento estaba en su domicilio en el barrio de Belgrano, resolvi贸 alojarlo en la ca帽onera Paraguay, para su mejor seguridad. Estaba anclada a una distancia prudencial de la costa, cercana a la d谩rsena D de Puerto Nuevo. Hac铆a d铆as que esa embarcaci贸n esperaba ingresar a dique seco, para su reparaci贸n.

El jueves 22 Lonardi, el d铆a anterior a que jurase como presidente de facto, emiti贸 una proclama y explic贸 por qu茅 se hab铆an levantado contra el gobierno: 鈥淟o hacemos impulsados por el imperativo del amor a la libertad y al honor de un pueblo sojuzgado que quiere vivir de acuerdo con sus tradiciones y que no se resigna a seguir indefinidamente los caprichos de un dictador que abusa de la fuerza del gobierno para humillar a sus conciudadanos鈥.

El viernes 23 jur贸 como presidente provisional, declar贸 a C贸rdoba sede del gobierno nacional hasta que pudiera trasladarse a la ciudad de Buenos Aires y nombr贸 a su gabinete.

Los d铆as siguientes fueron de incontables reuniones de Lonardi y otros jefes para lograr un salvoconducto del ex presidente. Algunos no deseaban tenerlo exiliado en Am茅rica Latina y habr铆an tratado de persuadir al Paraguay en ese sentido. Hasta se hab铆a barajado mandarlo a Suiza. Pero, finalmente, el gobierno paraguayo le abri贸 las puertas.

Per贸n se alojaba en el camarote del capit谩n C茅sar Cortese y com铆a habitualmente con la tripulaci贸n. La embarcaci贸n era custodiada, a una distancia prudencial, por buques de guerra argentinos.

A bordo de la ca帽onera, pasaba parte de su tiempo en la redacci贸n de un borrador de sus memorias acerca de los hechos que hab铆an llevado al fin de su gobierno. Y aparentemente escrib铆a cartas. En 1953, con 58 a帽os, hab铆a iniciado un romance con N茅lida Haydee Rivas, una adolescente de 14 a帽os que militaba en la Uni贸n de Estudiantes Secundarios. Comenz贸 cuid谩ndole los perritos para luego pasar a ocupar una de las habitaciones de Evita. La ma帽ana que parti贸 hacia la embajada paraguaya le dej贸 a la chica 鈥攅lla ignoraba que reci茅n lo volver铆a a ver fugazmente en diciembre de 1973鈥 algunas joyas y dinero.

D铆as despu茅s, le escribir铆a: 鈥淨uerida Nenita. Lo que m谩s extra帽o es a la Nena y a los perritos les dec铆a hoy a los muchachos paraguayos. Estoy muy triste al ver caer tantos afanes y tantos sacrificios. Los trabajadores y los pobres reci茅n ahora comenzar谩n a saber qui茅n era Per贸n. Sin embargo no me arrepiento de haber renunciado a la guerra civil; hubieran muerto muchachos y se habr铆a destruido el pa铆s鈥.

鈥淐uidame los perritos y cuando vayas a Asunci贸n del Paraguay, me los llev谩s a todos. Los quiero mucho a esos bandidos鈥︹.

Remontar el r铆o Paran谩 para llegar a Asunci贸n era peligroso, no para 茅l sino para las nuevas autoridades que tem铆an posibles insurrecciones de fuertes enclaves peronistas, como era el caso de la ciudad de Rosario. Para su desgracia -no le gustaba volar- quedaba el avi贸n como la posibilidad m谩s segura. Sin embargo, el presidente derrocado asent铆a a todo lo que le indicaban.

Stroessner hab铆a enviado a un DC 3, aunque la idea de trasladarlo hasta un aeropuerto no entusiasmaba a nadie. Hasta que la soluci贸n lleg贸: el dictador paraguayo envi贸 un hidroavi贸n, al mando de Leo Novak, su piloto personal. La m谩quina acuatizar铆a cerca de la ca帽onera.

El 3 de octubre, un Per贸n entre cansado y taciturno fue trasladado en una lancha a motor hacia el hidroavi贸n, que se bamboleaba a ra铆z del fuerte oleaje. Estuvo a punto de caer al agua cuando sub铆a por la escalerilla del avi贸n, pero fue sujetado a tiempo por Mario Amadeo, el nuevo canciller argentino.

No sin dificultad el hidroavi贸n pudo despegar, luego de luchar con fuertes vientos en contra. Hasta estuvo por rozar la punta de un m谩stil de una embarcaci贸n. Mientras vol贸 sobre territorio argentino, lo hizo escoltado por dos aviones de la Fuerza A茅rea Argentina y, despu茅s, por dos naves paraguayas. En una de ellas viajaba como piloto el propio Stroessner. A las 16.45 horas Per贸n aterrizaba en Asunci贸n. Comenzaba un exilio de 17 a帽os.

En 1972, regres贸 al pa铆s. Como presidente visitar铆a el Paraguay el 6 de junio de 1974 y en el puerto de Asunci贸n, lo esperaba la vieja ca帽onera, rindi茅ndole homenaje.

En diciembre de 1973 mantendr铆a un corto encuentro con Nelly, una se帽ora casada con dos hijos. El anciano l铆der le pregunt贸 si necesitaba algo, 鈥減orque, como tu comprendes, que 茅sta es la 煤ltima vez que nos vemos鈥. El General morir铆a el 1潞 de julio de 1974 y ella, el 28 de agosto de 2012.

Hab铆an pasado algo m谩s de diez a帽os de su derrocamiento, cuando manifest贸 que hab铆a cometido un grave error en no haber movilizado a las fuerzas leales y ejecutar a los jefes y oficiales conspiradores. Aunque tambi茅n asegur贸 que se hab铆a ido para evitar una guerra civil y que ocurriera algo similar a lo que se hab铆a vivido en Espa帽a.

Cuando el jefe de la revoluci贸n declar贸 que 鈥渧enimos a restaurar el imperio del derecho, sin vencedores ni vencidos鈥. Pero Lonardi no imaginaba que sus compa帽eros de armas Pedro Aramburu e Isaac Rojas ten铆an otros planes y el 13 de noviembre de ese a帽o debi贸 dejar el poder. Morir铆a el 22 de marzo del a帽o siguiente. Y entonces s铆, habr铆a vencedores y vencidos.

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