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VILLA ELISA
26-10-2007

DE BRASIL CON NOSTALGIA

(Villa Elisa al Dia)

En la edici贸n digital de clar铆n.com de este mi茅rcoles se public贸 un e-mail enviado por un elisense que vive desde hace mucho tiempo en Ri贸 de Janeiro (Brasil), se trata de Adolfo Santos Barbieri, la publicaci贸n se encuentra dentro del blog Argentina pueblo a pueblo y aqu铆 la compartimos 鈥淪oy de Villa Elisa, cerca de Col贸n, en Entre R铆os鈥, respond铆 r谩pidamente cuando el se帽or me pregunt贸 de d贸nde era. La escena era medio extra帽a. Despu茅s de 40 a帽os de haberme ido de mi pueblo, me encontraba en R铆o de Janeiro hablando con un turista porte帽o. Por un instante me olvid茅 de todo lo que hab铆a pasado en este largo tiempo y me sent铆 mas villaelisense que nunca. Hab铆an pasado a帽os. A帽os y cosas. Quince a帽os en Buenos Aires, entre sufridas democracias y mucho m谩s sufridas y dolorosas dictaduras. Esa fue una etapa que me dej贸 mis dos primeros hijos. Despu茅s vinieron 10 a帽os en San Juan y el reencuentro con la docencia para poder criar el tercero, o la tercera, ya que lleg贸 mi segunda hija. Hasta que finalmente, por los rumbos que cada uno le da a su vida acab茅 viviendo en Brasil, donde en 15 a帽os pas茅 por Porto Alegre, S茫o Paulo, Bras铆lia y ahora R铆o de Janeiro.



Haciendo cuentas, percib铆 que de mis casi 60 a帽os, 20 fueron en Villa Elisa y 40 en cualquier otra parte, o mejor dicho, en un mont贸n de partes. Entonces, por qu茅 sent铆a esa extra帽a sensaci贸n, mezcla de orgullo, alegr铆a y hasta autoafirmaci贸n al decir: soy de Villa Elisa. 驴Ser谩 porque es el mejor pueblo del mundo? Claro que no. Quien anduvo un poquito por nuestro pa铆s -y ni que hablar por el mundo-, sabe que eso no es as铆, aunque el porte帽o se deshizo en elogios sobre mi Villa Elisa:

鈥淎s铆 que sos de Villa Elisa. Le dicen la Ciudad Jard铆n, le dicen. 隆Tiene unas termas buen铆simas! Pero che, que lindo que es tu pueblo, lleno de flores.. y la gente. Ah, eso es impagable, que bien te tratan. Fuimos con unos amigos y morfamos de lo mejor en una posadita que es un sue帽o鈥.

El tipo hab铆a quedado encantado. Estaba paseando en Ri贸 de Janeiro y se acordaba de 鈥渓as termas鈥, 鈥渓as flores de la ciudad jard铆n鈥, 鈥渓as posaditas鈥. C贸mo no sentirse feliz y orgulloso de haber nacido en esa 鈥渃iudad鈥. Pero yo no me acordaba de nada de eso. Yo no hab铆a conocido la termas, porque en mi 茅poca, agua caliente y p煤blica, s贸lo en los mates que nos tom谩bamos a la siesta entre varios amigos en lo del Tito Joannas. 驴Flores? No hab铆a tantas. Las que cultivaba con todo cari帽o mi vieja en el patio de mi casa, o las rosas, rojas y amarillas, gigantes, que destacaban el bonito chalet de Don Pedro Claa. Porque en las calles, cuando llov铆a, era un barro, pero un barro, que ni el sulky de las chicas Orcellet, que tra铆an la leche fresquita de la colonia, ten铆a coraje para enfrentar, y eso que el caballo de las chicas era manso, pero guapo.

Cuando yo era chico, me impresionaba tanto barro en las calles. Recuerdo cuando me iba de mi casa, la vieja casona que est谩 en la calle San Mart铆n, hasta la casa de mi abuela Sawisky para sentarme a ver a mi t铆o Miguel Angel arreglar viejos zapatos. Clavo, taco y un 鈥淧articulares fuerte鈥 y media suela y cola y otro Particulares y taco y... 隆Qu茅 recuerdos! Caminaba por las veredas rotas y cuando llegaba a la esquina del hotel Firpo cruzaba a la tienda de los Hassen, los padres de Hector (con todo respeto y cari帽o 鈥渄e los turcos鈥 como todos lo conoc铆an, a pesar de que eran libaneses), haciendo equilibrio por un camino de piedras de granito colocadas en fila india. De ah铆 nuevo equilibrio circense y saltitos manteniendo los brazos abiertos, para no caer en el barro, para llegar a la otra esquina, de los otros 鈥渢urcos鈥, los padres de Yamil. De ah铆 directo a lo de mi abuela, salvo, parada obligatoria en lo de do帽a Victoria Claa para encontrarme con mi amigo Vitucho Pen贸n.

La verdad, el barro era una m... y el pueblo no era un jard铆n. Pero era tan lindo. Capaz no era as铆, pero tengo esa idea porque me parec铆a que Villa Elisa era nuestra, de todos los que all铆 viv铆amos, de todos los que estamos en la foto de primer grado, de todos los que 铆bamos a la escuela N掳 20, Bernardo Monteagudo con sus queridas y 鈥渂ravas鈥 maestras. Creo que por ese sentimiento de propiedad nos gustaba tanto.

驴Y la posadita? 驴Qu茅 posadita? Estaba s铆 el Hotel Firpo, donde nadie se hospedaba para hacer turismo, era el hotel de los viajantes y de los que ocasionalmente pasaban por el pueblo. Para no ser ingrato tambi茅n estaba la fonda de Gerard, (驴una pensi贸n? 驴un hospedaje?). No s茅 bien, porque estaba all谩 cerca del Molino y, para m铆, el Molino quedaba tan lejos.

驴Lejos? Pensar que ahora estoy en R铆o de Janeiro, a m谩s de 2500 kil贸metros de mis or铆genes, pero contin煤o estando en Villa Elisa. Aquella Villa Elisa que me cri贸 y me llen贸 de recuerdos, visiones y sentimientos que nunca me van a abandonar. No es la Villa Elisa actual, Ciudad Jard铆n, de termas famosas, tan linda, como dijo el se帽or de Buenos Aires. Es la Villa Elisa de antes, de pueblo chico, de calles de barro y sin nombre, de Atl茅tico y San Jorge, de serenatas en navidad, esperando el brindis de los homenajeados, de salir con la gurisa, del helado en lo de Vilchez, de la tienda La Argentina, de los bailes en el club Progreso y a veces en las colonias (los de La Matilde me traen lindos recuerdos), de todos esos compa帽eros con los que compartimos la escuela y que hoy deben estar con menos pelos y m谩s arrugas (igualitos a m铆), sin hablar de algunos que, desgraciadamente, no estar谩n m谩s entre nosotros.

Casi seguro que los gurises y las gurisas de ahora deben estar bien felices y orgullosos de haber nacido en la Ciudad Jard铆n, lo mismo que los que ya no somos tan j贸venes y algunos de los cuales ni siquiera vivimos m谩s en Villa Elisa. Pero estoy convencido que las causas de esta felicidad o de este orgullo no son por las termas, ni por las flores de hoy; tampoco por el barro, ni por los bailes de ayer. Es el sentimiento leg铆timo que cada hombre o mujer bien nacido siente por su tierra natal. Es un sentimiento que todos y cada uno tenemos, independientemente del lugar en que nacimos.

No hay pueblo feo ni lindo, pueblo bueno ni malo. Si vamos pueblo a pueblo y hablamos con su gente, encontraremos este mismo sentimiento de orgullo y felicidad. Es el sentimiento construido con las primeras sensaciones de vida, con las primeras vivencias, con los primeros cari帽os, con las primeras alegr铆as, con las primeras tristezas, con los primeros amores, con los primeros desencantos, con las primeras risas y con las primeras l谩grimas. Esos momentos act煤an como un buril que deja todo tipo de huellas y marcas indelebles. Despu茅s iremos construyendo otros caminos, pero todos ser谩n sobre esos primeros rastros que incorporamos en el inicio de nuestras vidas. En ese inicio, la comunidad que nos rodea es fundamental y deja los surcos m谩s profundos y los rastros mas notorios que van a construir nuestra verdadera identidad. Por eso, cuando me preguntan de donde soy, entre medio de muchos recuerdos, no puedo dejar de sentir una mezcla de orgullo y emoci贸n al responder: Soy de Villa Elisa.

Villa Elisa al D铆a

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