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ESPECIAL SUPER CLÁSICO
05-05-2008
EL CUCHILLO EN LA BOCA
Simeone se sintió despojado. Y con razón. Le robaron justo en su primer superclásico oficial. El cuchillo que él tenía entre los dientes fue el mismo que Boca usó para bajar a su River, un equipo frágil que casi se dejó morir. La diferencia estuvo en una pelota parada, pero fundamentalmente en lo que el genial Fontanarrosa definió como el brillo asesino en los ojos. La fiereza para disputar las pelotas divididas, las ganas de ganar. El cuchillo estuvo en La Boca.
Riquelme, aun en una tarde terrenal, abrazó a sus compañeros antes de jugar. Le habló a un pichón como Monzón. Le pidió a Jesús (Dátolo) que lo ayudara en una jugada de córner que él inventó ayer. Eso es un líder. Y Boca tuvo varios. Otro fue Battaglia, el crack de overol. Morel, el único aporte valioso de La Volpe. O Palermo, importante casi sin patear al arco. River, en cambio, no tuvo dueño. Pudo serlo Ortega, el que mejor entiende el juego pero sin combustible: en el freno quedaba más descolocado él que su marcador. El caudillo entonces es Simeone, pero él ya no juega, aunque su imagen al costado a veces resulte demasiado potente. Quizá lo hubiera solucionado un jugador de campo como JP Carrizo, el único que estuvo a la altura por sus atajadas y por su temple.
El partido fue malo. Boca no la rompió, aunque lo ganó sin discusión. Por sensación de equipo serio. Su error, potenciado en épocas de Copa, es que le dio una chance de resucitar a River (Abreu no es Palermo, se vio en la última jugada). Ischia dice que Palacio es el delantero que más jugadas de peligro genera en el mundo. Es difícil de medirlo, pero casi seguro es el que más falla.
El clásico no le sienta bien: tomó siempre decisiones equivocadas. Por momentos, a lo Alexis otro día, aportó más en recuperación que en ataque. River, de todos modos, colaboró. Como diría Pompilio, fue un equipo light. Simeone se enredó en su excesivo estudio científico del juego: como no estaba Abreu, puso a Gerlo como lateral para el juego aéreo defensivo (¿no puede cabecear Falcao?). Y así perdió a Ferrari, el mejor 4 que tiene, el que le tiró el centro de gol al colombiano contra San Lorenzo. Salvando las diferencias, cuando Ibarra estaba bien no quedaba afuera. El Cholo también sacó a Buonanotte cuando era el único rebelde, aun cuando a veces le robaran la pelota como un padre le saca un caramelo a su nene. Ponzio terminó de lateral derecho en un dibujo que no tenía volante central. Abelairas no lo es. Obvio: los jugadores también fracasaron. Uno fue Tuzzio. Otro, Alexis, quien pareció no entender el juego. Estar en la punta del torneo Clausura les da la revancha.
Pese a lo que indicaba cada rotación, Boca pareció más fresco. River fue un equipo pesado, con poca opción de pase. Encima, entre la pelota y el posible receptor siempre estaban Battaglia, Ledesma o Cáceres. Ellos le habían robado el cuchillo a Simeone.
Fuente Olé