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INTERES GENERAL
26-07-2011
BARÚ: ¿UN PUEBLO QUE SE INVENTÓ LA HISTORIA? (FUENTE-EL DIARIO)
La pequeña localidad se prepara para festejar su centenario Arroyo Barú, el pueblo que se inventó una historia a medida.
Una reciente investigación histórica reveló quién fue el hombre que dio el nombre al pago. Se trata del coronel Francisco Barú y Maravillán, un comerciante y militar, padre de 15 hijos, fallecido hace 132 años, que se enfrentó al General Urquiza.
El pueblo se originó en 1776, pero un estudio tilda de fantástica
aquella versión.
Documentos históricos revelaron quién dio nombre a Arroyo Barú.
Arroyo Barú es una pequeña localidad del departamento Colón, ubicada a 70 kilómetros de la cabecera departamental y separada por un inhóspito camino del Parque Nacional El Palmar. Supo ser una estación ferroviaria y hoy es una población rural con menos de mil habitantes estables que se dedican, en su mayoría, a la avicultura y agricultura y otros tienen comercios pequeños esenciales para el abastecimiento diario.
La historia oficial cuenta que el pueblo se originó en 1776, cuando un teniente de milicias de nombre Francisco Barú adquirió esas tierras y afincó en el lugar a grupos de familias de colonos, criollos e inmigrantes europeos, en lo que sería su estancia, que atravesaba inclusive el arroyo que corre por sus campos.
Sin embargo, un estudio reciente se permite tildar de fantástica aquella historia y revelar que Francisco Barú y Maravillán fue en realidad un destacado comerciante y militar que no llegó a la provincia sino hasta muchos años después, cuya nombre fue borrado completamente de la Historia oficial.
La investigación corresponde a un trabajo de rescate integral de la Historia de los pueblos del río Uruguay que están realizando Alberto Pierotti y Luis Guerrina, a través del estudio de documentos guardados en Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Buenos Aires, la República Oriental del Uruguay y el estado brasileño de Río Grande do Sul.
“Cuando uno busca datos sobre las personalidades que actuaron en esta región se encuentra con que muchos eran de otras procedencias y algunos también encontraron la muerte en otras tierras. Barú es un ejemplo de alguien que además fue borrado de los registros de la Historia porque se enfrentó a quienes detentaban el poder”, señaló Pierotti. “Por querer hacerle sombra a Urquiza, lo borraron del mapa”, acotó el historiador en diálogo con EL DIARIO.
Andanzas. Francisco Barú y Maravillán nació en 1798 en Buenos Aires y tenía veintipico de años cuando se afincó en la provincia. Se desempeñó en el comercio de un conocido y ya anciano hombre de negocios español en la región conocida como Arroyo de la China y además tuvo una incursión en la vida institucional y militar entrerriana.
Fue un comerciante que seguramente aprovechó las oportunidades que se le presentaron para hacer fortuna sin reparar en cuestiones morales y se transformó en un hombre acaudalado en aquellos primeros años tan convulsionados, sangrientos e inestables de la Nación, como lo muestran los documentos históricos.
Sin embargo, Barú fue un personaje a contramano de la Historia: unitario en tiempos de los federales y amigo del coronel Pedro Espino y de los generales José María Paz y Juan Lavalle. Por aquellos años aceptó ocupar la Comandancia del Segundo Departamento, reemplazando a Urquiza o a sus representantes, en cada invasión o cambio de gobierno.
En ese lapso amasó fortunas: tenía una casa en Concepción del Uruguay, una quinta donde instaló un saladero en las márgenes del arroyo El Tala, viejos títulos de una estancia en el actual departamento Tala, otras dos en lo que hoy es el departamento Colón, un campo en la localidad correntina de Mandisoví, otro en el estado de Río Grande do Sul y también tuvo tierras en la provincia de Buenos Aires.
Pero en 1842, tras la derrota de las tropas de José María Paz a manos de Urquiza, recibió una condena como “salvaje traidor, loco, anarquista, unitario”, que además le significó el embargo de todos sus bienes y el destierro en Corrientes y luego Brasil, antes de radicarse
definitivamente en Buenos Aires.
Dejó en Entre Ríos seis hijos, aunque no formalizó relación con ninguna de las mujeres con las que estuvo e inclusive hasta perdió contacto con ellos luego de su partida.
Volvió muchos años después, del brazo de Bartolomé Mitre. Estuvo en el Palacio San José, en alguna de esas fastuosas reuniones que organizaba Urquiza, y tuvo las agallas para reclamarle, sin suerte, por sus bienes embargados. Luego también lo hizo a través de furibundos artículos periodísticos en diarios porteños que le valieron una condena en un juicio por injurias que le iniciara el caudillo entrerriano en 1869.
Fábula. Alberto Pierotti no duda en afirmar que “la Historia oficial del pueblo es una ficción” y explica por qué: “Hace unos años hubo un intento por conocer los orígenes de la fundación de Arroyo Barú, pero se no llegó a nada y entonces se inventó una historia en la que se trazaron paralelismos con personajes de la realidad”.
El investigador pudo reconstruir que Francisco Barú y Maravillán era propietario de dos estancias en el territorio que actualmente comprende al departamento Colón: El Palmar, donde se encuentra hoy el
pueblo de Arroyo Barú, que era un terreno de posesión o pastoreo de animales; y Arroyo Grande. La primera fue expropiada y luego cedida a Ciriaco Barragán y Melitón Lascano, dos militares urquizistas.
“El nombre de Barú quedó borrado completamente de la Historia oficial, pero la gente del pago siguió llamando así a toda esa zona”, afirmó
Pierotti.
Sin embargo, cuando en 1909 la compañía The Entre Ríos Railway Co –de capitales ingleses– decidió el emplazamiento de una estación y un pueblo a la altura del kilómetro 34 del ramal Villa Elisa-San Salvador, volvió a surgir el nombre de Barú y el pueblo tomó la denominación que los pobladores de entonces le daban al arroyo. El 28 de agosto el pueblo festejará su centenario. Pero fue, en definitiva, la transmisión oral lo que salvó la historia de Francisco Barú y Maravillán, destacada figura que se atrevió a enfrentar al poder y lo
perdió todo en esa disputa.
Francisco Barú y Maravillán murió rico el 25 de julio de 1879, en Buenos Aires, producto de una neumonía mal curada en un invierno crudo. Tenía 81 años y todavía actuaba como prestamista de fuertes sumas de dinero. Se había casado en 1873 con una mujer 41 años menor que él y con la que tuvo nueve hijos, el último a los 80 años.
Juan Cruz Varela