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HERMANA MARÃA EUGENIA
17-08-2007
75 AÑOS DEL COLEGIO ESTRADA
Esta virtuosa religiosa, de alma educadora y valiosa cultura, solamente va a estar al frente de nuestra Escuela por espacio de un año. El mismo cargo desempeñarÃa en el Colegio de San José (1952-1957). A partir del ciclo lectivo de 1951 se implementa el 6to. grado que se agrupa con 5to., a cargo de la legendaria, encantadora, paciente Hna. MarÃa Eufrasia. Cabe decir que por entonces se daban 30 minutos de catecismo todos los dÃas.
Por esta época o muy posiblemente antes, iniciaba sus servicios atendiendo a los más pequeños, la bien recordada MarÃa Teresa Claa “Mulataâ€, hija de Pedro Claa y Teresa Biliman, en realidad se crió con una tÃa en lo de Serra, luego vivió con una hermana casada con Juan Carlos Deymonaz. Esta mujer hacendosa, tuvo un problema en una pierna y por esto debieron amputársela cuando tenÃa 7 años. Por entonces no existÃan guarderÃas, jardÃn de infantes ni preescolar, estos servicios van a comenzar a fines de la década del setenta, principios de los ochenta en nuestro pueblo con profesionales. Mulata emprende esta tarea con una religiosa, -Hna. StefanÃa- en lo que luego serÃa JardÃn “Cielitoâ€. Por las informaciones que manejamos, fue pionera en este rubro, no era diplomada, pero su encanto y pasión por los chicos, hizo que éste funcionara años, muchos tienen añoranzas y recuerdos imborrables de su paso. Funcionó al principio en el subsuelo del Colegio, frente al comedor de las pupilas que daba al patio de los varones, en tanto el de las hermanas estaba frente a la cocina. Era una sala con los elementos indispensables, por ejemplo para los juegos contaban con piletones de chapa, tambores de aceite grandes de 200 litros cortados por la mitad, pintados de color gris y en su interior contenÃan arena. Culminando la década del cincuenta, el “Cielito†se traslada a donde está la Casa Parroquial, para ubicarnos donde deja su auto el cura párroco, un poco a la izquierda sobre la calle, observando desde el domicilio de “Cacho†Scarazzini. En ese lugar existÃa una casita vieja, pobre y los sacerdotes le habÃan dado permiso para alojarse a unos viejitos “Beyéâ€, en ese sitio estuvo por un tiempo, luego pasó a una salita de los fondos de la casa parroquial que se pintó de celeste y rosa, los niños haciendo tono, usaban de color azul el guardapolvo y las niñas el rosado. Como a Mulata le gustaban mucho los chicos, los más grandes que cursaban en los distintos grados, recurrÃan a ella, y hasta hacÃan abuso de las atenciones de esta Señora, Mulata ayúdame a redactar la composición, a resolver el problema y otras tantas cosas, los gurises en ocasiones la mandaban al frente en clase ante sus maestra al momento de corregir los deberes: ¡ Y... si Mulata me lo hizo!, respondÃan escudándose los pillos. Fue años catequista, ayudaba mucho a los pobres, tocaba el piano y tejÃa muy lindo. Esta mujer, como otras, dejaron su sello, por todo lo que brindaron para nuestras dos instituciones religiosas, es por eso que nos detuvimos en estas lÃneas para evocar, aunque sea un poco de todo su legado ejemplar, de conducta, constancia y esfuerzos permanentes.
Anécdota: Ocurrió en una fiesta de fin de año en el Cine Mitre, cuenta este señor que asistÃa al “Cielitoâ€, hoy el hombre está dedicado a la venta de diarios y revistas con su esposa docente. Mulata habÃa preparado la obra con todos los detalles, cuando llegó el momento del número del jardÃn: “ TenÃan un avión grande de madera hecho por un carpintero de la ciudad, participaban 6 o 7 varones todos vestidos de mecánico con overol gris de aviadores. En su momento, ya en el escenario sólo podÃa subir y sentarse uno solo para manejarlo, en plena representación se armó una pelea infernal entre ellos por quién conducirÃa el avión. El público se desternillaba de la risa porque creÃa que era parte de la obra.â€. Con el diario trajinar, Mulata fue envejeciendo, asà es que llegaron sus substitutas. En 1978 nació el jardÃn “Arco Iris†y se responsabilizó como maestra jardinera Graciela Elena BonvÃn, en 1979 y por tres meses estuvo al frente de éste, la que luego serÃa la actual docente titular MarÃa Inés Bassi, eficiente docente quién cumple con esta responsabilidad desde el año 1982. Las particulares sillitas de los pequeños que siguen utilizándose, quedan como testimonio vivo de aquel precursor “Cielito†.
Durante la gestión de esta superiora, por razones de espacio fÃsico, se necesitaban más dormitorios para las internas, se optó por realizar reformas en el inmueble para agregar habitaciones. Esta decisión permitió suplir el inconveniente, pero la estética del frente del Edificio ya fue otra. Estaba pintado de color amarillo, en los setenta de rosado, años después nuevamente sufrÃa modificaciones. Se hicieron los patios de cemento, tal vez la pecera, -todos recordamos sus peces de colores que intentábamos agarrar - el mástil; antes, la bandera se izaba en el patio de las mujeres según un ex alumno, al lado de la puerta grande contra la pared. Todo esto en cuanto a modificaciones más destacables, pues los documentos fotográficos muestran detalles de la construcción que han desaparecido.
Villa Elisa al DÃa