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ARGENTINA
07-06-2020

D铆a del Periodista: el primer peri贸dico argentino y las revolucionarias ideas de Mariano Moreno

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(Villa Elisa al Dia) El 7 de junio de 1810 sali贸 a la calle el primer n煤mero del peri贸dico portavoz de la Revoluci贸n de Mayo dirigido por Mariano Moreno.

2020-06-07-11:56
D铆a del Periodista: el primer peri贸dico argentino y las revolucionarias ideas de Mariano Moreno
Un d铆a c贸mo hoy en 1810 sali贸 a la calle La Gazeta de Buenos Aires, la primera publicaci贸n del gobierno patrio
. Su creador, secretario de la Primera Junta en ese entonces, vivi贸 siete fren茅ticos d铆as en el poder hasta su misteriosa muerte

El 7 de junio de 1810 sali贸 a la calle el primer n煤mero del peri贸dico portavoz de la Revoluci贸n de Mayo dirigido por Mariano Moreno.

鈥淩ara felicidad la de los tiempos en que es l铆cito sentir lo que se quiere y decir lo que se siente鈥.


7 de junio de 1810. Primeras palabras debajo del t铆tulo del nuevo peri贸dico: Gazeta de Buenos Aires. La frase, elegida era de Cornelio T谩cito, uno de los grandes historiadores del Imperio Romano. Mariano Moreno, fundador del primer diario de la revoluci贸n, breg贸 en sus siete fren茅ticos meses en el gobierno por lo que ese breve texto expresaba: la libertad.

Mariano Moreno, enemigos y amores

No llamaba la atenci贸n esa persona que, a altas horas de la noche, caminaba con un h谩bito de monje, capucha incluida. Sal铆a del Fuerte, sede del gobierno y se dirig铆a su casa, muy cerca de la esquina de la actual Florida y Diagonal Norte. En realidad no era un religioso, sino el secretario de la Primera junta, Mariano Moreno que tomaba sus precauciones, ya que gracias a su gesti贸n se estaba ganando enemigos. Sus manos en los bolsillos ocultaban dos pistolas amartilladas, listas para dispararlas.


Mariano Moreno cre贸 La Gazeta de Buenos Aires, el primer peri贸dico del gobierno patrio
Hab铆a nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778. Su padre se llamaba Manuel Moreno y Argumosa, y hab铆a llegado al R铆o de la Plata procedente de Santander en 1776. Ac谩 conocer铆a a la porte帽a Ana Mar铆a Valle, con quien tendr铆a 14 hijos. Mariano ser铆a el mayor.

Despu茅s de estudiar en la Escuela del Rey, apenas pudo entrar al Colegio de San Carlos como oyente, ya que el padre no dispon铆a de los fondos suficientes para anotarlo como pupilo. Sin embargo, uno de sus profesores, Fray Cayetano Rodr铆guez supli贸 esa carencia otorg谩ndole libre acceso a la biblioteca del convento de los franciscanos, un verdadero para铆so para el joven Mariano, que pasaba horas all铆.

La mano providencial de Cayetano Rodr铆guez volver铆a a aparecer cuando se consiguieron los mil pesos para que el flacucho y enfermizo Mariano, con el rostro picado de viruelas que hab铆a contra铆do a los 8 a帽os, pudiese continuar sus estudios en Chuquisaca. En esta oportunidad fue el cura Felipe Iriarte quien aport贸 lo necesario para los gastos del viaje y lo recomend贸 al religioso Mat铆as Terrazas.

La ilusi贸n del padre era que volviese ordenado sacerdote, aunque los sorprender铆a en varios aspectos. Estudi贸 el doctorado en Teolog铆a y luego hizo lo propio con el Derecho.

En una oportunidad que caminaba por Chuquisaca, le llam贸 la atenci贸n la belleza de una se帽orita cuyo retrato comprimido en un camafeo se exhib铆a en el escaparate de una joyer铆a. Quiso averig眉ar de qui茅n se trataba. Guadalupe Cuenca, de 13 a帽os, hab铆a perdido a su padre y los planes de su estricta madre era recluirla en un convento y que fuera monja.

Sin coment谩rselo a su familia, Mariano contrajo matrimonio con Lupe y, en esa ciudad, nacer铆a su 煤nico hijo, en 1805, tambi茅n llamado como 茅l. Ese mismo a帽o regres贸 a Buenos Aires, hecho abogado y con una familia formada.

Ejerci贸 el derecho en la ciudad y el Cabildo lo emple贸 como asesor. Si bien cumpli贸 un papel secundario, hab铆a adherido a la malograda rebeli贸n de Mart铆n de Alzaga contra el virrey Santiago de Liniers el 1 de enero de 1809. De todas maneras los historiadores no se explican por qu茅 no fue desterrado como el resto de los conspiradores. Liniers no lo molest贸, sino que adem谩s le permiti贸 ser el abogado defensor del propio Alzaga.

Durante la gesti贸n del siguiente virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, fue cuando escribi贸 la Representaci贸n de los Hacendados, en la que aboga por la libertad de comercio y defienda al productor rural.

El tapado de Mayo

1810 lo encontr贸 como Relator en la Real Audiencia. En el Cabildo Abierto del 22 vot贸 pero no habl贸. Y seg煤n una carta que habr铆a firmado Jos茅 Darragueira, y que diera a conocer Vicente Fidel L贸pez, se cuenta que en la noche del 22 de mayo Moreno se paseaba nerviosamente en la galer铆a del Cabildo. Estaba realmente preocupado:

鈥揂migo, estamos perdidos; si es cierto lo que me dicen, pronto vamos a la horca, porque el poder se afirma en manos de los europeos, y lo primero que van a hacer es exterminarnos: hemos errado el golpe, querido D鈥 Deb铆amos haber dado los primeros: destituir a Cisneros y tomar el gobierno, porque el que da primero da dos veces鈥βero ustedes no me han querido creer, y aqu铆 nos tiene usted perdidos!

Moreno recibi贸 con recelo su nombramiento como secretario de la Junta. Vivi贸 en el gobierno 206 fren茅ticos d铆as
Moreno ten铆a la informaci贸n que los espa帽oles hab铆an convencido a Saavedra de que Cisneros fuera el jefe de la nueva junta, con dos espa帽oles y Castelli y el propio Saavedra en representaci贸n de los criollos. Cuando su interlocutor le explic贸 que eso no ir铆a a pasar, Moreno le advirti贸:

-Yo le juro a usted, que si esto no se ataja, no quiero saber de nada, no he de salir ya de mi casa para nada. No cuenten conmigo.

驴Caus贸 sorpresa su nombramiento como secretario de la Junta, el 24 de mayo por la noche? 驴Es verdad que 茅l no lo esperaba? Se enterar铆a horas despu茅s que ya hab铆a sido designado secretario. Tal vez lo hab铆an incluido por la buena relaci贸n que manten铆a con el Cabildo, ya que era el abogado de muchos de sus miembros. Entre los que sugirieron su nombre figuran Feliciano Chiclana y Eustoquio D铆az V茅lez, entre otros.

Moreno recibi贸 con recelo el nuevo puesto y se tom贸 el tiempo para estudiar la validez legal del nombramiento. Otros miembros habr铆an hecho lo mismo.

Fueron, en total, 206 d铆as de vida p煤blica, que los vivi贸 a alta velocidad. Concentr贸 las secretar铆as de Gobierno, Guerra y Relaciones Exteriores y lo que llev贸 adelante fue propio del que sabe que est谩 todo por hacerse. "La Junta se ve reducida a la triste necesidad de criarlo todo鈥", dec铆a. No podr铆a saber que nueve meses y ocho d铆as despu茅s su cuerpo ser铆a arrojado al mar.

La Gazeta

El 2 de junio se firm贸 el decreto de la creaci贸n de un "peri贸dico semanal con el t铆tulo de gazeta de Buenos-Aires, que anuncie al p煤blico las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con alg煤n inter茅s. En el se manifestar谩n igualmente las discusiones oficiales de la junta con los dem谩s jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda鈥".

Se necesitaba un 贸rgano d茅 difusi贸n, no solo para informar, sino adem谩s para difundir ideas. Era la voz del gobierno. No fue el primer peri贸dico de la ciudad. En 1801 se hab铆a editado el Tel茅grafo Mercantil de Francisco Cabello y Mesa; en 1802 saldr铆a el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, de Hip贸lito Vieytes y a comienzos de 1810 Manuel Belgrano sacar铆a el Correo de Comercio de Buenos Aires.

La Gazeta saldr铆a los jueves y los s谩bados. El primer n煤mero vio la luz el 7 de junio. En su encabezado llevaba una frase de T谩cito: "Rara felicidad la de los tiempos en que es posible sentir lo que se quiere y decir lo que se siente".

Ya que era bajo el n煤mero de alfabetos, a pedido de la Junta los curas sol铆an leerla al finalizar la misa, mientras que unos 200 ejemplares se enviaban al interior.

Comenz贸 a imprimirse en la imprenta de los Ni帽os Exp贸sitos y aunque debi贸 ejercer su direcci贸n el presb铆tero Manuel Alberti, nunca pudo ocuparse; sobre Moreno recay贸 la responsabilidad de la direcci贸n y del contenido editorial, cuyo pensamiento pol铆tico est谩 comprimido en las p谩ginas editadas en esos meses de 1810.

Posteriormente, escribieron Gregorio Funes, Vicente Pazos Silva, Bernardo de Monteagudo, Nicol谩s Herrera y Juli谩n 脕lvarez, entre otros.

Se editar铆an 541 n煤meros y 240 extraordinarios. Al ser una publicaci贸n gubernamental, su contenido es un fiel reflejo de los vaivenes pol铆ticos. Dej贸 de salir el 12 de septiembre de 1821.

Academia y biblioteca

Moreno cre贸 una academia de instrucci贸n militar y de matem谩ticas para oficiales, que comenz贸 a funcionar el 1 de septiembre de ese a帽o. Escribi贸 en el decreto fundacional que "鈥l Oficial de nuestro ej茅rcito despu茅s de asombrar al enemigo por su valor, debe ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su instrucci贸n鈥".

Dos semanas m谩s tarde anunciaba la creaci贸n de la primera biblioteca p煤blica que tendr铆a la ciudad de Buenos Aires. Asimismo, se ocup贸 de los puertos de Ensenada y de Patagones y hasta estableci贸 una f谩brica de armas, porque sab铆a que vendr铆an tiempos duros.

Prolog贸 El Contrato Social de Juan Jacobo Rousseau. Si bien advirti贸 que hab铆a omitido editar algunos cap铆tulos que conten铆an "opiniones exaltadas del autor", remarcaba que "si los pueblos no se ilustran sino se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede, y lo que se le debe, nuevas ilusiones suceder谩n a las antiguas".

No le tembl贸 el pulso cuando firm贸 la sentencia de muerte del h茅roe de la Reconquista, Santiago de Liniers, quien desde C贸rdoba intent贸 resistir el 铆mpetu revolucionario. Seguro que el franc茅s recordaba que le hab铆a echado una mano a Moreno un a帽o y medio antes en el mot铆n de Alzaga. Tampoco el Secretario dud贸 cuando Francisco Ortiz de Ocampo, que hab铆a apresado al ex virrey y no se animaba a fusilarlo, encomend贸 a Gonz谩lez Balcarce y a French a cumplir con la orden.

Ni ebrio ni dormido

Hab铆a razones para festejar. El Ej茅rcito Auxiliar hab铆a obtenido el 7 de noviembre su primer triunfo sobre los espa帽oles en Suipacha. La noche del 5 de diciembre, en el cuartel del Regimiento de Patricios hubo un gran agasajo, en el que el invitado principal fue Cornelio Saavedra y su esposa, Saturnina Ot谩rola.

En un momento Atanasio Duarte, un capit谩n de H煤sares, que hab铆a nacido en Montevideo, -un poco pasado en la bebida- propuso un brindis, tom贸 una corona hecha con dulces y, coloc谩ndosela en la cabeza de la esposa de Saavedra, exclam贸 "隆Viva el emperador de Am茅rica!".

Mariano Moreno redact贸 el famoso decreto de supresi贸n de honores en el que prohib铆a todo brindis o aclamaci贸n p煤blica en favor de los miembros de la Junta

Moreno, que adem谩s no pudo entrar al cuartel porque el centinela no se lo permiti贸, posiblemente por no reconocerlo, redact贸 el famoso decreto de supresi贸n de honores, en el que prohib铆a todo brindis o aclamaci贸n p煤blica en favor de los miembros de la Junta; "ellos no aprecian bocas, que han sido profanadas con elogios de los tiranos", aclarando que solo se pod铆a brindar por la patria, por la gloria de las armas, y que toda persona que brindase por alguien de la junta, ser铆a desterrado por seis a帽os.

Si bien Moreno dej贸 asentado que al infeliz de Atanasio Duarte le correspond铆a el cadalso, "al atacar la probidad del Presidente y los derechos de la patria", se le perdon贸 la vida pero se lo desterr贸 a perpetuidad, "por que un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener impresiones contra la libertad de su pa铆s".

El Secretario de la Junta no ve铆a bien que Saavedra siguiese gozando de ciertos privilegios propios de los virreyes, como la de alojarse en el Fuerte, usar el carruaje oficial y que hasta su esposa se moviera por la ciudad acompa帽ada por una escolta. No deb铆a pasarle por alto que el presidente de la Junta cobraba 8 mil pesos anuales, mientras que el resto de los miembros del gobierno, 3 mil.

De todas maneras, desaparecido Moreno, Duarte volver铆a como si nada a la ciudad.

La Constituci贸n como objetivo

Cuando la opini贸n general era la de adoptar una forma mon谩rquica de gobierno, Moreno se inclinaba por una rep煤blica. Entre el 1 de noviembre y el 6 de diciembre public贸 en La Gazeta de Buenos Aires una serie de art铆culos ("Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse y Constituci贸n de Estado") en el que abogaba por una pronta reuni贸n de una constituyente que dictase una constituci贸n y estableciese una forma de gobierno. Sosten铆a que la independencia no era suficiente, sino que una constituci贸n deb铆a garantizar la seguridad de las personas, tanto sus derechos como sus obligaciones. Era un entusiasta del sistema ingl茅s de gobierno, en el equilibrio de los poderes en una rep煤blica moderada.

Para ello eran los diputados que estaban llegando del interior del pa铆s. Sin embargo el saavedrismo, m谩s cauteloso y a la espera de los acontecimientos europeos, se inclinaba por incorporar a dichos diputados a un gobierno.

Vanos fueron los intentos de Moreno de defender su postura en la sesi贸n del 18 de diciembre. Estaba en minor铆a, ya que quienes habr铆an podido haberlo apoyado, como Manuel Belgrano y su primo Juan Jos茅 Castelli, estaban en bailes muy distintos, al frente de sendas expediciones militares.

Debi贸 renunciar. Le solicit贸 a Saavedra la misi贸n diplom谩tica a Gran Breta帽a a la que iban a enviar a Hip贸lito Vieytes. El presidente se la otorg贸 antes de que terminase de hablar. Parti贸 acompa帽ado por su hermano Manuel y por Tom谩s Guido.

Se le escuch贸 decir a uno de sus enemigos "ya est谩 embarcado, va a morir". 脡l le confesar铆a a su hermano: "No s茅 qu茅 cosa funesta se me anuncia en mi viaje".

Mariano Moreno muri贸 en alta mar luego de una agon铆a de tres d铆as, aparentemente producida por un extra帽o medicamento que le dio el capit谩n del barco
"El malvado Robespierre", como lo llam贸 Saavedra en carta a Chiclana, morir铆a en alta mar el 4 de marzo de 1811 luego de una agon铆a de tres d铆as, aparentemente producida por un extra帽o medicamento que le dio el capit谩n del barco. Ten铆a 31 a帽os, seis meses y un d铆a de edad.

Cuando su buque hab铆a dejado el puerto de Buenos Aires, el Cabildo dispuso devolver los ejemplares de El Contrato Social que hab铆a comprado por indicaci贸n de Moreno. "No era de utilidad a la juventud鈥", se excus贸 el cuerpo.

En la docena de cartas que su esposa le escribi贸, ignorando su tr谩gico destino, lo pon铆a al tanto de las cuestiones pol铆ticas: "No he ido a ninguna funci贸n desde que saliste. Las muchachas quisieron llevarme pero yo no he querido ir porque no tengo el coraz贸n para eso ni puedo sufrir la presencia de los autores de nuestra separaci贸n y enemigos mortales nuestros".

"Quisiera escribirte cada d铆a, con 茅sta van siete cartas y una esquela, y yo hasta ahora no he recibido ninguna tuya鈥".

Nunca recibir铆a ninguna de esas cartas. Porque Moreno se hab铆a ido con la misma prisa con la que hab铆a vivido esos 206 d铆as, que no le alcanzaron para demostrar que la historia bien pudo haber sido otra.
Infobae

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