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ARGENTINA
20-04-2025

Error 404 (Nota de opinión)

20-04-2024-H:22.22
No fue cierto o no fue acertado, las promesas adheridas a la democracia quedaron ausentes aun cuando las mismas eran resumen directo de las necesidades y reclamos del mismo pueblo que en su soberana facultad de auto representarse puso los gobernantes que a su criterio podrían concretarlas.


¿Las aspiraciones exigidas vueltas como promesas eran exageradas?

¿La representación soberana del pueblo en los sucesivos gobiernos tuvo errores de interpretación de dichas exigencias?

¿La representación política se arropaba con dichas exigencias en una falsa imagen conveniente para solo lograr su designación escondiendo aspiraciones propias o quizás falta de idoneidad?

¿O solo estamos ante un pueblo que soberanamente en su ignorancia elige un martillo para quitar un clavo?

Durante 40 años nuestra democracia no coincidió (o no nos dio) un bienestar duradero y la ausencia de ese bienestar fue el alimento de sucesivas ofertas electorales que nos alejaron más de él. Algo así como las enfermedades para la industria que podría auto aniquilarse al darnos las curas de las mismas.

La estadística afirmaría que hemos elegido nuestro fracaso. Quienes sedujeron las masas vendiendo el convencimiento de caminos seguros hacia el bienestar llevaron siempre a la par de sus promesas enemigos pre elaborados justificantes de su necesaria continuidad ante el fracaso que no sería tal.

La condición básica de la existencia de la democracia, el ejercicio de la libertad de expresión de la voluntad resulta endeble en sí mismo ante las nuevas estrategias de la contrapartida, los que llamaban democracias a sistemas antagónicos. Los que en los tiempos previos al derrumbe no escatimaban ni ocultaban el cercenamiento de las libertades más básicas como la libre circulación ¿es factible permitir en la necesaria libertad la opción de aquellos cuya ideología la combate? De todas formas la democracia ha sido solo el triunfo de una gran estadística medida a tiempos regulares entre los cuales la orientación de las voluntades representan siempre en alguna forma el acotamiento de las libertades estadísticamente menores.

El premio consuelo es quizás suponer que es el menos peor de los sistemas (en condiciones ideales, todo siempre se puede empeorar). Lo de menos peor podría quedar fuera de orden de magnitud si el contexto fuera preparado a la permeabilidad de populistas estafas ideológicas. Solo sería necesario el cultivo de un apropiado modelo preparado para carecer de culpas propias y ser portador de las verdades resistentes a datos concretos y contrarios (realidad negada, fanatismo).

La insistencia en la clave democrática como propia es el detalle que comienza a exponer el debilitamiento de la misma. El bienestar parcial (facilista) ofrendado a propios mediante procesos antagónicos a un bienestar general (costoso) es el fin del sentido de la democracia donde la elección del deterioro de las libertades opositoras pasa a ser las aspiraciones de la mayoría estadística.

Reforzar la identificación de contrarios con fantasmas del pasado indeseable es siempre un detalle del deterioro de procesos que puedan llevar al progreso y bienestar general y ser reemplazados por el de un progreso y bienestar apropiado por pocos. Es el toque final con el que dentro de una supuesta democracia se milita la no posibilidad de alternancia para sostener el sistema en el cual justamente la alternancia es uno de sus pilares fundamentales. Indicar como dictadura a cualquier giro o corrección en el rumbo es el reaseguro de la apropiación de la virtud democrática como únicamente propia lo cual paradójicamente conducirá a una ausencia de democracia que será realzada como su presencia absoluta (el partido único, el proyecto único que por ser únicos no pueden estar equivocados). Sostener la aberración consistirá en un constante convencer a la masa estadística de la conveniencia oportuna de permanecer dentro de un deterioro general producto de causas ajenas.

Es ya un viejo modelo el de Latinoamérica, a punto de fenecer. No solo por su desenmascaramiento sino por el agotamiento propio siempre presente en todo proceso político. La salida tras un agotamiento no garantiza un fin absoluto sino, deja abierta la posibilidad de reinvención. La aceleración evolutiva de los procesos puede que haya dejado muy atrás a la miserable estafa de la izquierda Latinoamericana a punto tal que deban girar sus argumentos 180º de una forma imprevista y rápida (y lo harán por supuesto).

El bienestar está alejado hoy de las democracias y el crecimiento exponencial del mismo se ha dado en ausencia de democracia o en sistemas políticos híper controlados y hasta en situaciones de llamativa corrupción.

China ya no es un comunismo, es un capitalismo desenfrenado bajo un régimen de preciso control. Nada ni nadie puede disentir a la total adhesión al régimen político que ha impuesto una total libertad del ejercicio económico, del progreso tecnológico (sin límites morales/éticos) y una férrea aniquilación de la corrupción (por lo menos la que escapa a las esferas del gobierno). Los chinos son libres de salir de su país (los que pueden). Quienes no pueden, no lo desean. China es un país donde la rutina diaria tenía infinitas menos restricciones que la Argentina de hace apenas dos años atrás.

No es necesario aclarar que deberíamos agregar a Singapur en este equipo de exponenciales, tanto por su crecimiento y bienestar como por su total ausencia de democracia. Corea del Sur aun con su corrupta política ha apuntado acertadamente en la dirección de la riqueza. Taiwán se ha mantenido en un crecimiento constante hacia la prosperidad solo frenado pero nunca impedido por la presión China que políticamente lo ha conducido al desconocimiento.

El bienestar, o simplemente el futuro, se ha trasladado al sudeste asiático.

La gran democracia repentinamente juega (o se ve obligada a jugar) desesperadamente al declive de libertades como trinchera defensiva ante el avance imparable del enemigo.

Si…finalmente en forma inesperada (pero solo casual) la izquierda argentina llega a tener 1 gramo de razón, la democracia no está llevando al progreso, solo que este fenómeno se está dando en Asia y seria el resultado de mantener idiotas lejos del poder.

Indirectamente podríamos evaluar que en el reciente pasado democrático occidental el progreso acompañante se dio por un fenómeno semejante. El bienestar fue coincidente en las democracias en forma proporcional a la disminución de representatividad.

En la vieja potencia y su forma de desaliento con su voto no obligatorio jugó durante largo tiempo a la exclusión de la idiotez (situación en franca reversión).

En Inglaterra, una empinada posibilidad de que la idiotez quede representada con su sistema parlamentario.

En Suiza simplemente por la ausencia de idiotez que permite una representatividad muy dinámica y semidirecta, de funcionamiento perfecto casi como un reloj (suizo).

En Latinoamérica el denodado esfuerzo de la representatividad extremada ha dado los grandes resultados de estar bien representados. La sarcástica frase de Brinkerhoff “si hay un idiota en el poder es porque quienes lo eligieron están bien representados” nos deja frente al espejo de Lula, Sheinbaum, Maduro, Petro y tantos otros que han pasado

¿Estamos bien representados en Argentina? La izquierda insiste en la presencia de una dictadura

¿Es la vieja estrategia de la izquierda latinoamericana de pervertir el significado de la democracia con analogías de pasados olvidables?

¿O acaso presienten la llegada de ese perfecto control donde no se puede disentir en el rumbo impuesto del ejercicio de la libertad económica?

Extraña oportunidad donde el control y la libertad llevan rumbos paralelos hacia tazas chinas al mismo tiempo que el descontrol y la representatividad en crecimiento llevaron a desesperados aranceles.

Quizás la izquierda tenía razón, la democracia no sirve (demostraba esta apreciación en los hechos), mientras que en las palabras se llenaba la boca de democrático supuesto origen.

Una situación es clara, la izquierda latinoamericana eligió como proyecto para América latina la miseria. En el sudeste asiático los gobiernos autocráticos (o casi) han elegido el progreso desenfrenado.

Ing. Paul Battistón

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